El gel de ultrasonido desempeña un papel vital en la realización de estudios doppler y ecografías, ya que facilita la transmisión de ondas ultrasónicas a través de la piel y garantiza la obtención de imágenes claras y precisas.

Cuando se realiza un examen de ultrasonido, el gel se aplica sobre la piel en el área que se va a estudiar. Su principal función es eliminar el aire presente entre la sonda de ultrasonido y la piel del paciente. El aire puede crear una barrera que dificulta la propagación de las ondas ultrasónicas, lo que afecta negativamente la calidad de la imagen. Al aplicar el gel, se crea un contacto directo entre la sonda y la piel, permitiendo que las ondas ultrasónicas se transmitan sin obstáculos.

Además de facilitar la transmisión de las ondas ultrasónicas, el gel también mejora la calidad de las imágenes al eliminar los artefactos causados por la interfaz aire-piel. Estos artefactos pueden aparecer como sombras o distorsiones en la imagen, lo que dificulta la interpretación adecuada. Al eliminar el aire con el gel de ultrasonido, se obtienen imágenes más nítidas y detalladas, lo que ayuda a los profesionales médicos a realizar un diagnóstico preciso.

Otra ventaja del gel de ultrasonido es su capacidad para reducir la fricción entre la sonda y la piel del paciente. Esto permite que la sonda se mueva suavemente sobre la superficie de la piel, evitando cualquier molestia o incomodidad para el paciente durante el examen. Además, también puede actuar como un lubricante, facilitando el deslizamiento de la sonda y permitiendo que se explore diferentes áreas sin problemas.

Es importante destacar que el gel de ultrasonido es seguro y no invasivo. Está compuesto principalmente de agua y agentes espesantes, lo que lo hace seguro para su uso en la piel. Además, no causa ningún daño ni molestia al paciente, lo que lo convierte en una opción ideal para la realización de exámenes médicos.