La lumbalgia es una afección bastante común para la mayoría de las personas en algún momento de su vida. Este dolor se siente en la parte baja de la espalda, concretamente en la región lumbar de la columna vertebral. Si no la has sufrido nunca, quédate en este artículo y aprende a prevenirla de manera adecuada.

¿Qué es la lumbalgia?

La lumbalgia se refiere al dolor que aparece en la región lumbar de la columna vertebral. Si la lumbalgia es aguda puede durar desde unos pocos días hasta varias semanas, mientras que si es crónica puede durar varios meses o incluso años. Además, esta afección puede ser causada por diferentes factores, como por ejemplo:

• Mala postura: una postura incorrecta al sentarse, al estar de pie, al levantar objetos pesados o incluso al dormir.

• Sobreesfuerzo: levantar objetos pesados, cargar mochilas, estar de pie durante largos períodos de tiempo o hacer ejercicio físico intenso sin calentar adecuadamente.

• Lesiones: fracturas, hernias discales, estenosis espinal, etcétera.

• Factores psicológicos: el estrés, la ansiedad y la depresión pueden aumentar la sensibilidad al dolor y empeorar considerablemente la lumbalgia.

¿Cómo se puede prevenir?

Para prevenir la lumbalgia es fundamental seguir unas pautas básicas:

• Mantener una buena postura corporal: es importante sentarse correctamente, no estar de pie durante períodos prolongados y evitar la flexión o torsión de la columna vertebral.

• Evitar el sobreesfuerzo: no levantar objetos demasiado pesados, evitar llevar mochilas o bolsos demasiado pesados, además de hacer ejercicio de forma gradual y progresiva.

• Descansar adecuadamente: dormir en una cama cómoda y con un colchón firme, y evitar estar en la misma posición durante mucho tiempo.

• Hacer ejercicio físico: mantener una buena forma física ayuda a fortalecer los músculos de la espalda y a reducir el riesgo de lumbalgia.

¿Cómo se debe tratar?

En caso de sufrir lumbalgia conviene tratar de aliviar el dolor y evitar que empeore mediante:

• Reposo: es recomendable descansar durante unos días y evitar actividades que puedan empeorar el dolor.

• Aplicación de calor o frío: aplicar una bolsa de hielo o una compresa caliente en la zona afectada puede reducir el dolor.

• Medicamentos: se pueden tomar analgésicos y antiinflamatorios para reducir el dolor y la inflamación.

• Fisioterapia: un fisioterapeuta puede mejorar la movilidad y fortalecer los músculos de la espalda.